Hoy queremos hablar de un aspecto de los centros de estética que no se suelen tener tan en cuenta, la higiene en las instalaciones del centro de cuidado personal. Son muchos los centros que se centran en el nivel de satisfacción de sus clientes y consideran que solo con ofrecer un servicio cualificado se puede conseguir el resultado esperado. Sin embargo, para conseguir una satisfacción plena por parte de los usuarios que acuden a los centros de cuidado estético también reside en el hecho de contar con unas instalaciones cumpliendo con todos los estándares de limpieza.
De esta manera, entendemos que la higiene es una exigencia en todos y cada uno de los centros de estética y belleza y no es de extrañar que dentro de la formación de los expertos en estética y belleza integral, se tenga una parte del itinerario reservada para dar las indicaciones básicas y esenciales para mantener la limpieza e higiene mínima que exigen este tipo de establecimientos.
Debemos apuntar que la salud y la estética van de la mano y por tanto dar fe de unos niveles mínimos de salubridad será indicativo del nivel del resultado estético al que podamos aspirar. Además de las normas mínimas de prevención de riesgo que se pueden exigir, es muy interesante que los centros exijan un plus de higiene y una mayor observancia. De esta manera, para determinados tratamientos que comparte instrumentos, se puede exigir una esterilización previa y una limpieza más escrupulosa que la norma general.
Para evitar la propagación de determinados microorganismos patógenos, que no siendo visibles al ojo humano, están presentes en muchos objetos cotidianos, debemos proceder con frecuencia la desinfección. Así, objetos metálicos, plásticos o de cualquier otro tipo de material se deberán limpiar concienzudamente para evitar posibles infecciones.
Optimizar la salubridad y la higiene en todos y cada uno de los centros estéticos es una pauta exigible entre los profesionales del sector. Poder dar un servicio de calidad también implica un nivel de higiene alto.

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