Algunos de vosotros quizás hayáis oído hablar del trekking y hayáis pensado que se trata del término anglosajón para referirnos al senderismo. En cierto modo estaréis en lo cierto, pero al mismo tiempo, el término trekking lleva implícitas unas series de cuestiones que el senderismo no asume, por eso decimos que ambas realidades van de la mano, pero en ocasiones pueden significar algo distinto.
En un primer momento trekking se utilizaba para denominar los desplazamientos que es hacían por la montaña y se realizaban a pie para llegar a los campamentos donde se iniciaban actividades de escalada. De esta manera, tanto en sus inicios como ahora, el trekking lleva la implícita la noción de tratarse de un tipo de excursionismo en el que podemos estar inmersos varios días. De esta manera, vemos la primera diferencia, porque cuando uno piensa en el senderismo, se le ocurre realizar una ruta que dura como mucho la jornada de un día, pero no se trata de una jornada que implique varios días en la montaña.
Además, el trekking puede tener diferentes niveles de dificultad y todo dependerá de la ruta y de la velocidad con la que se practique esta actividad físico deportiva en el medio natural. Y de nuevo estos niveles de dificultad también se manifiestan en cuestiones temporales que de otra manera no se manifestaría en el senderismo. Tanto el tiempo como los senderos suelen ser diferentes en el trekking y en el senderismo.
Si quisiésemos encontrar un equivalente al senderismo con un término anglosajón deberíamos utilizar la palabra hiking. Se trata de una cuestión muy tenida en cuenta por los expertos en actividades físico deportiva a la hora de catalogar las actividades que ofrecen a los diferentes usuarios en la naturaleza, porque en muchos casos el rendimiento deportivo puede variar dependiendo de si realizamos trekking o senderismo, aunque si bien es cierto las capacidades de ambas actividades son muy similares.