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Muchos padres, cuando llevan a sus hijos por primera vez a la guardería o al centro de cuidado infantil, se preocupan de las interacciones con otros niños, sobre todo de la posible vulnerabilidad de sus hijos. En este sentido, un problema que suele manifestarse con relativa frecuencia son los mordiscos entre niños, pero ¿qué significan estos mordiscos?
Los educadores infantiles sabemos cómo responder ante los mordiscos en el aula, pero muchos padres no saben qué pueden significar estos mordiscos. Se trata de una reacción casi instintiva porque es una manera de defenderse cuando se consideran atacados. La gestión de las emociones y hacer entender a los niños que eso no es lo correcto es la mejor manera de enfrentar estas situaciones.  En ciertas ocasiones los mordiscos también son llamadas de atención.
Los niños, cuando están entre iguales pueden dejar aflorar sentimientos que quizás con adultos no surgiesen con tanta facilidad, de ahí que sea tan importante que los niños desde pequeños puedan relacionarse con niños de su misma edad. En el papel a desarrollar por los educadores, ellos deberán identificar la razón por la que surge esa actitud. Además, la primera reacción del educador ha de ser de apaciguador, separando por ejemplo a los niños y evitando que se haga daño a otros. Actuar con naturalidad ha de ser una premisa en cada una de las intervenciones del educador, por ejemplo.
La canalización de los sentimientos y las emociones y la capacidad de expresar las razones propias es importante a la hora de evitar que estas situaciones vuelvan a darse. Existen recursos didácticos para poder evitar que se normalice ese comportamiento. El comenzar a tratar con otros niños en ocasiones es complicado, por eso no debemos olvidar que es una fase más por la que todos los niños han de pasar en su desarrollo infantil. La colaboración entre el centro educativo y las familias es crucial para evitar que este tipo de comportamientos también se reproduzca en casa.

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