En una época tan típica como en la que estamos actualmente, donde tanto Papá Noel como los Reyes Magos acompañan los planes y las ilusiones de nuestros hijos. Para ser buenos educadores infantiles debemos de preguntarnos hasta qué punto se debe creer en estos personajes y cómo de beneficioso puede ser que los pequeños de la casa los tengan tan presentes.
Muchos de vosotros podréis estar pensando que todos nosotros hemos crecido con la creencia de los Reyes Magos o del Ratoncito Pérez y somos personas integras y totalmente normales, no ha supuesto un trauma en nuestra infancia el enterarnos de que los Reyes Magos no existen y sin embargo nos han hecho vivir las navidades con más ilusión. La creencia en personajes ficticios es algo muy típico para prácticamente cualquier niño puesto que casi todos los personajes que aparecen en sus cuentos o los personajes de los dibujos animados de series y películas son seres fantásticos. Por eso, fomentar su fantasía en este ámbito no debería tomarse como algo negativo, sino como algo positivo que además les hace esperar con más ilusión la llegada de la navidad y de los regalos aparejados a ella. La imaginación y la ilusión se ven potenciados con estas creencias y por tanto su capacidad creativa, llegando a imaginar sucesos imposibles.
Otra de las preguntas que se suele plantear en torno a los Reyes Magos es la relacionada con la edad tope hasta la cual los niños deben creer en ellos. La creencia en los seres fantásticos como los Reyes Magos está ligada a la madurez, porque los niños van dándose cuenta conforme crecen en los pequeños detalles que conforman la realidad de la vida y los Reyes Magos es otro de estos detalles. Entender que la ilusión era el fin último de esta creencia es una buena razón para hacer entender a los pequeños de la casa por qué se continúa con esta tradición que atraviesa fronteras y nos acompaña por tantos años más allá del consumismo.