Todos hemos oído hablar de las farmacias de guardia, e incluso hemos recurrido a alguna cuando hemos necesitado algo en un momento de urgencia, sea un medicamento o cualquier otro producto medicinal de venta en farmacias. Lo cierto es que las farmacias de guardia funcionan de una determinada manera y nosotros hoy os queremos contar algunos de los detalles más curiosos que en ocasiones pasan desapercibidos.
Las guardias de las farmacias se establecen por Comunidades Autónomas, que son las que deciden los turnos rotatorios en los que las farmacias estarán abiertas para que en el momento de ser necesitadas por cualquier ciudadano, este pueda acudir a una de ellas. Se trata de un servicio al ciudadano que siempre se mantiene por si en un momento dado se puedan necesitar determinados medicamentos. Al igual que un servicio sanitario de urgencias, cuando uno decide ponerse enfermo no sabe si lo hará a una hora laboral o no, de ahí la necesidad de que existan farmacias de guardia.
Las farmacias de guardia y por tanto las guardias de los farmacéuticos van unidos a la apertura de una farmacia. Como podemos pensar, en las zonas donde hay gran cantidad de población y por tanto muchas farmacias, las guardias se reparten y no significan un sobre esfuerzo para quienes trabajan en las farmacias. Sin embargo, en las zonas rurales las guardias suelen ser un plus de trabajo para las farmacias no pudiendo dejar el servicio sin ser cubierto por ninguna razón.
Encontrar una farmacia de guardia en muchas ocasiones puede pensarse prácticamente como un lujo, puesto que el acceso a los medicamentos es mucho más amplio. Hay quienes ignoran que el hecho de dedicarse al mundo de las farmacias supone simplemente dispensar unos determinados productos, pero en realidad este servicio va más allá porque entra dentro de lo que casi se podría considerar un derecho, de ahí que las farmacias de guardia sean una figura tan importante.