Una dieta que viene de oriente y otra de occidente, dietas distintas pero que sin embargo comparten una misma característica, la etiqueta de ser saludables, hablamos de la dieta japonesa y de la dieta mediterránea. Los expertos en dietética saben de los beneficios de ambas dietas, por lo que aprovechan las ideas que vienen de la mano de costumbres tan dispares para incorporarlas en sus tareas de configuración de dietas personalizadas.
Seguro que muchos de vosotros estáis intentando encontrar similitudes entre la dieta japonesa y la mediterránea y resulta complicado encontrar puntos en común o por el contrario encontráis demasiadas similitudes. Ambas dietas se caracterizan por ser saludables al incorporar una gran variedad de alimentos y la ingesta de un gran número de nutrientes presentes en un gran número de comidas distintas.

¿En qué se diferencia la dieta japonesa y la dieta mediterránea?

Las diferencias de la dieta japonesa y la dieta mediterránea radican en la presencia de ciertos alimentos, como los lácteos, el huevo o las grasas vegetales provenientes del aceite de oliva usado en la cocina mediterránea. Pero además, la incorporación de algas y el té presente en la dieta japonesa, hace que esta dieta oriental tenga beneficios más concretos que la dieta mediterránea.
También la forma de cocinar y preparar los alimentos difiere dentro de las dos dietas, porque todos conocemos la fama del sushi, aunque no hay que olvidar la presencia de la sopa de miso japonesa.
Lo cierto es que los beneficios de una y otra dieta pueden ser aprovechados por los dietistas y nutricionistas para conseguir el equilibrio necesario para el día a día. Son muchos los que apuestan por incorporar costumbres muy concretas de la dieta japonesa a la dieta mediterránea y viceversa. Sin duda una opción  a tener en cuenta es realizar una combinación de las dietas que más nos convengan, aprovechando los beneficios de ambas y  desechando aquello que consideremos menos saludable en un momento dado, o quizás menos beneficioso.

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