En nuestra entrada de hoy sobre educación infantil, vamos a adelantar un problema al que quizás muchos padres se tengan que enfrentar en el futuro, y es el hecho de que sus hijos sufran estrés aun siendo niños. El estrés es malo para los adultos, pero en el caso de los niños puede ser mucho más complejo, por eso, conocer estrategias de antemano para poder combatirlo puede ser de gran ayuda para padres y niños.
Las consecuencias de que un niño sufra estrés y lo que es más importante, lo haga de manera crónica puede generar problemas en su desarrollo intelectual. Podría provocarle problemas de atención y concentración o problemas de memoria e incluso podría afectar a su comportamiento, derivando en trastornos más persistentes.
El hecho de que un niño sufra estrés puede ser indicativo de muchas cosas, por lo que conocer en un primer momento sus causas, puede ayudarnos a atajar esa situación. En este contexto, los padres toman el papel relevante porque es en esas situaciones donde tienen que ayudar a sus hijos a mirar los problemas de manera distinta y a ayudarles a darse cuenta de que pueden manifestar exteriormente sus emociones para poder controlarlas. En este sentido, es importante hacer ver a los niños que precisamente obviar estos problemas, no es una solución, sino que es un problema más.
De esta manera, los progenitores han de tener claro que deben desarrollar sus estrategias anti estrés de la siguiente manera:

  • Escuchando en todo momento al niño y tratando de entender a qué problemas se enfrenta para sentirse estresado. En este caso, no se debe dar un consejo a la primera de cambio, sino que se debe escuchar hasta el final.
  • Mantener siempre la máxima de que ante los problemas de la vida debemos enfrentarnos a aquello que podemos cambiar y lo que no se puede cambiar debemos aceptarlo.
  • Buscar ejemplos de cómo se puede solucionar el problema, incluso ejemplos del propio pasado del niño.