Muchos educadores infantiles tienen muy clara la respuesta a esta pregunta y no es de extrañar porque ellos son los encargados de llevar a cabo una gran parte de la educación de los niños. En general se considera oportuno educar a los niños con ciertos límites siempre y cuando estos sean lógicos y los pequeños puedan entenderlos por ellos mismos, es decir, límites razonables.
Se dice que resulta importante que los niños sepan hasta donde pueden llegar dependiendo de la situación, en este sentido, estaremos contribuyendo a que su personalidad se desarrolle de una manera u otra. Muchos expertos sostienen que omitir o considerar que las normas y los límites no son oportunos puede hacer que los niños tengan una percepción equivocada. Por eso hoy os damos tres claves por las que los niños deben tener límites:
- Ayuda a crear referentes. En este sentido debemos entender la seguridad que a nosotros mismos nos da saber que existen límites, y que nosotros mismos estamos actuando dentro de ellos. Eso mismo, trasladado al ámbito infantil resulta necesario, por lo que tanto los padres como los propios educadores son los encargados de que esos límites les queden claros a los pequeños. Les marcan un camino a seguir y por el que desarrollar su confianza.
- Pueden transmitir valores. Cuando se estableen los límites, los niños van entendiendo qué es lo correcto y lo incorrecto al interiorizarlas, por eso decíamos que es importante que entienda el por qué, porque de esta manera, podrán también entender los valores que hay tras estas normas.
- Entienden cómo deben actuar. Sin ese tipo de normas los niños se podrían hallar perdidos, al no saber cómo reaccionar dependiendo de la situación. Con las normas se le pueden poner los límites que les ayuden a entender cómo deben comportarse en cada situación.
Para que estos límites puedan entenderse, los padres y educadores han de poner estos límites siendo consecuentes y evitando que en un determinado momento estos límites simplemente parezcan injustos.