Las nuevas tendencias en las distintas metodologías que actualmente tienen cabida en nuestra sociedad nos llevan a interesarnos por metodologías alternativas como son Waldorf o Montessori. Aunque parezcan ir de la mano, ambas metodologías difieren en muchos puntos, pero lejos de explicar estas diferencias, nos vamos a centrar en una de las características de la metodología Waldorf, sus ceras infantiles.
La metodología Waldorf tiene objetivos muy concretos para el desarrollo del niño. En la etapa infantil se promueve que el niño desarrolle su imaginación a través del movimiento y la acción, alejados por ejemplo de las letras y los números. Ahora bien, eso no quiere decir que el niño no pueda aprender a dibujar, sino todo lo contrario, ha de hacerlo de manera natural. Y eso es lo que se pretende con las ceras infantiles de esta metodología.
Las ceras infantiles de las guarderías Waldorf suelen tener forma de bloques, son como piedras que en realidad se adaptan mucho mejor a la anatomía de la mano del niño, puesto que de esta manera, el niño coge de manera más intuitiva la cera y puede pintar con ella utilizando cualquier esquina. Estas ceras con el uso van perdiendo las mismas esquinas, convirtiéndose en ocasiones en piedras con las que los niños pintan y colorean de manera más cómoda. Si pensamos en la incomodidad con la que aprendimos a dibujar por no saber coger el lápiz cuando éramos niños, seguramente entandamos la razón de ser de estas peculiares ceras.
En la metodología Waldorf, el desarrollo de la creatividad de los niños no ha de tener barreras, de ahí que se apueste por ceras con estas características. Lo cierto es que en etapas posteriores, estas ceras para colorear se transforman, teniendo formas más cotidianas, pero a la vez más adaptables a anatomía del niño. Apostar por materiales adaptables a las edades más tempranas puede conseguir que los pequeños de la casa se sientan cercanos a actividades tan lúdicas como pintar y colorear, no hay mejor manera de desarrollar su imaginación y creatividad.