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Seguro que muchos de vosotros habéis visto el lino como complemento de ciertas comidas. Las semillas de lino se comen aunque parezca cosa de locos, habrá quienes en un principio hayan pensado, pero ¿cómo es posible? ¿desde cuándo una semilla de algo que se convierte en un tipo de tejido pueden comerse? Parece ilógico, sí, pero lo cierto es que el lino o linaza se han puesto muy de moda en las dietas saludables y hoy os contamos por qué.
El lino es rico en omega-3 pero también en fibra, de ahí que sean muchos los que quieran beneficiarse de estas propiedades y agregar las semillas de lino a su dieta. Es lógico por tanto, que este alimento se haya vuelto tan popular. El omega-3 es un ácido graso que nuestro cuerpo no puede producir por sí mismo, por lo que es importante tener un aporte de este ácido por parte de otros alimentos. Normalmente se encuentra en aceites vegetales, en pescados azules, y en ciertas semillas, como la de chía o la de lino.
El lino, además de por sus propiedades se ha puesto tan de moda en las dietas porque es muy fácil de incluir en nuestra vida diaria. Las formas de consumir lino son múltiples, porque por ejemplo lo podemos añadir a un yogurt, podemos añadirlo en nuestras ensaladas como un ingrediente más que aporta textura, podemos tomarlo en infusión o podemos incluso licuarlo y hacer “leche” de lino. Todas estas maneras son realmente atractivas a la hora de incluir el lino en nuestra rutina alimenticia sin ningún esfuerzo.
De esta manera, estas pequeñas semillas que de otra manera podrían pasar desapercibidas, vemos cómo pueden suponer un gran aporte de ácidos grasos a nuestra dieta. Ahora bien, hay quienes opinan que las semillas de linohan de tomarse sin estar en su forma de grano, sino que tienen más propiedades molidas, porque liberan con más facilidad los aceites que contienen, si te decides por moler estas pequeñas semillas, recuerda que no debes dejarlas mucho tiempo sin consumir, porque se pueden enranciar.

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